Desperté fastidiada. Esta mañana me falta valor. Intuitivamente voy en busca de algo, una oración que me de un golpe. La noche anterior caí dormida leyendo a Pasternak, así que decido retomarlo mientras preparo el primer café a las 07:30 am. No es suficiente, me dirijo a mi estantería y recorro con mi mirada cada libro. Tomo una antología poética de Giusseppe Ungaretti. Hoy nada me salva, hoy nada aplacará nada- y todo será ligero. Insulso. Inútil.
Anoto sin emoción. Tres oraciones de letra chueca en mi libreta que descarto.
Sorbo el café. Reviso anotaciones viejas y doy con el primer artículo que escribí, fue a finales de 2022. Retrato de un poeta adolescente.
A. Rimbaud asomándose oscuro y luminoso. La oración salvadora hoy no es sino su vida contada con la voz de mi emoción adolescente.
Recuerdo y escucho "A. Rimbaud" poema y audiovisual por Patti Smith .
Y al fin escribo.
Con la primera luz de la mañana, el día maduro será consumido.
Transcribo y comparto “Mañana” de Rimbaud.
Mañana
Poema
Arthur Rimbaud
¿No tuve acaso una vez una juventud amable, heroica, fabulosa, digna de escribirse en hojas de oro? —¡Demasiada suerte! ¿Por culpa de qué crimen, de qué error, me hice merecedor a mi debilidad actual? Vosotros que sostenéis que las bestias sollozan de pena, que los enfermos desesperan, que los muertos tienen pesadillas, intentad relatar mi sopor y mi caída. Porque en cuanto a mí, yo ya no puedo expresarme más que como el mendigo con sus continuos Pater y Ave María. ¡Ya ni siquiera sé hablar!
No obstante, hoy por fin, creo haber terminado la narración de mi infierno. Era sin duda el infierno; el antiguo, aquel donde el hijo del hombre abrió las puertas.
Desde el mismo desierto, en la misma noche, siempre mis ojos cansados se despiertan a la estrella de plata, sin que se conmuevan los Reyes de la vida, los tres magos, el corazón, el alma, el espíritu. ¿Cuándo iremos, más allá de las playas y los montes, a saludar el nacimiento del nuevo trabajo, de la nueva sabiduría, la huida de los tiranos y de los demonios, el fin de la superstición, a adorar —¡los primeros!— la Navidad sobre la tierra?
¡El canto de los cielos, la marcha de los pueblos! Esclavos, no maldigamos la vida.